domingo, 19 de agosto de 2012

Nica's Dream ( feat. Wes Montgomery )

http://www.youtube.com/watch?v=FDZ1jR5sB6M


    Año 1968.  Eran ya las 09.32 pm y había terminado de acicalarse. Tenía la sensación de que llegaría tarde una vez más y sólo faltaba la compañía de su americana. Esta vez había elegido aquel pantalón de " pitillo" y zapatos de charol negro, camisa negra y corbata negra. Igualmente, no podían faltar en los pulcros puños de su camisa, un par de dados de plata; gemelos regalados por su fallecido padre, un carnicero de Milwakee que era conocido por sus elegantes dotes y bellas amantes.

      Aquel era su momento una noche más y nunca se aburriría de su sabor. El Norton CLUB esperaba de su llegada. Le había costado mucho organizar y abrir aquel lugar. Emplazado en lo que fue en su día un almacén destinado a la venta de frutas, se caracterizaba por su entrada en forma de escalinata de metal lacado en negro y en dos tramos, donde la parte final desembocaba en un pequeño patio cuadrado iluminado por unos discretos faroles amarillos que presentaban preludio a un mundo de sensaciones nocturnas sin precio.

      Se acarició el bigote con el indice y pulgar repetidas veces y encendió un cigarro, cogió la americana que le esperaba impaciente en el perchero de hierro forjado de la derecha de la entrada, apagó la luz del hall y bajó tranquilo hasta encontrarse de frente con la imagen de Tony el Gordo.

       Tony era el sobrino obeso de Micky "La Nuit", un ex boxeador muy conocido en aquella ciudad al que le gustaba ayudar a los más desamparados, claro está, siempre que no le complicasen sus turbios negocios relacionados con el alcohol y los cobros forzados " bien remunerados". Micky y Nicanor Norton eran amigos gracias a su padre, y a "Nica", le gustaba la idea de tener como guardaespaldas al sobrino del Sr. La Nuit en agradecimiento a esa natural y familiar relación. Aunque a favor de Tony, había que destacar que sus kilos de más no le impedían ejercer sus labores con sutil perfección.

 Éste le abrió la puerta con un amable:

- " Buenas noches Jefe"

- " Buenas noches Tony" - respondió Nica- y sin mirar atrás y tras pisar con saña al encendido americano contra el frío suelo, entró en el Cadillac gris.

     Una vez en el vehículo, el Gordo, en honor a su apodo tendría que hacer una última pregunta antes de poner el delicado Cadillac en marcha:

 - "...le importaría Sr.Norton, que hiciera una parada en la heladería de Louisette para comprar una bola de helado?"- y es que a Tony le gustaban más los helados que las mujeres. Era su único vicio.

 Y acariciándole la cabeza desde la parte de atrás y con gesto condescendiente, le respondió:

-"...claro que sí, " Gordo", pero rápido y sólo una bola, que no te quiero ver la camisa ni la corbata sucias, es un día especial..."

    Tony se rió, y le comunicó su agradecimiento a través de una extensa sonrisa a través del retrovisor. Hicieron la parada de rigor, breve su inicio y satisfactorio su final; unos comentarios sobre el devenir de los últimos combates de la semana y sobre los boxeadores preferidos de conductor y pasajero y por último, referencia a Micky "La Nuit" con tono y significancia alagadora por ambas partes.

    Habían llegado.

    Ante ellos, el Club de Nica, el Norton CLUB.

    Su neón vertical era esplendoroso, en mezcla de colores rojo bourdeaux y negro, y con la iluminación justa, hacía que cualquier noctámbulo con clase se sintiese atraído por las referencias lumínicas de aquel especial punto de encuentro de personalidades de muy diferente naturaleza. Por un lado, personajes relacionados a la política del lugar y con algún presupuesto pero escondido deje corrompible; por otro lado, y probablemente con el mismo "deje", abogados, fiscales, jefes de policía, traficantes de alcohol, mujeres de todos estos anteriores y por supuesto, y las más, acompañantes sin relación marital establecida sustituidas temporalmente por algún cliente disconforme con sus relaciones amorosas formales.

   El pequeño patio ya estaba vacío, y contaba únicamente con la presencia de "Rompehuesos" Pit y los dos faroles amarillos que quedaban a cada uno de los lados de la estrecha puerta de dos hojas.

   Bajó la escalera acompañado de Tony, quien se quedaría incondicionalmente en la entrada con "Rompehuesos" Pit. Eran tal para cual, de carácter fiel y de fortaleza física animal. El Club estaba seguro.

 -" Buenas noches Sr. Norton, la noche tranquila y la sala está que hierve... y la música hace ya unos minutos que ha comenzado. Esos negros tienen la sala hipnotizada."

    Ese era su normal "report" de la noche. Conciso y eficiente. A Rompehuesos Pit le gustaba darle esa bienvenida al Sr. Norton. Siempre había sido un buen jefe. Tras su breve comentario y conociendo sus obligaciones, le abrió la puerta.

 -" Gracias. Sabes si Gina ha llegado ya?"

    Y caminando y sin esperar respuesta como de costumbre, se la encontró de frente. Gina se presentaba ante Nica acompañada de una concentración de humos que la seguían sin tregua y que provenían del interior del Club. Rubia y muy al estilo de la ya afamada Marilyn, Gina disponía de belleza natural. Pelo rubio dorado y recogido en un discreto moño decorado por un prendedor en forma de joya brillante y regalo de alguno de sus pretéritos amantes. Todo esto acompañando a un vestido rojo pasión bien entallado, con sutil escote y al que su estilosa figura la hacía su mejor modelo Ella estaba enamorada de él. Los dos lo sabían pero mantenían su posición en el diminuto hall por el bien del Norton.

    Gina, como jefa de sala, le contaría el minuto anterior a su entrada quien estaba dentro del Club, quien era invitación de la casa, quien venía con buenas y malas intenciones, los nombres de algunas de las amantes y esposas de clientes y cualquier detalle que a él se le pudiera escapar de lo acontecido en su local hasta el preciso momento de cruzar el umbral de la sala. Mientras esto sucedía la cariñosa Gina le colocaba un pañuelo gris bien doblado en el inutilizado bolsillo de su americana. Luego repasaba con sus perfectas manos de uñas esmaltadas en negro, el cabello del Jefe buscando la más completa perfección. Finalizado esto, cogió un Philip Morris del bolsillo lateral de la americana de Nica, lo puso con delicadeza entre sus labios y lo encendió y mostrando el filtro manchado de carmín lo colocó en los labios de su protegido tras desearle suerte en forma de cariñoso beso. Y abrió las puertas para él, una noche más.


     El humo salía y él entraba, ambos buscando su oxígeno.

     El Norton se presentaba cálido; las lámparas de color rojo desprendían una mínima iluminación sobre las mesas ocupadas, y alrededor de éstas un variopinto mundo de negocios nocturnos que causarían algún efecto en alguna de las mañanas siguientes. Política, alcohol, sexo, sobornos, música, negocios no turbios y probablemente alguna otra situación que al Sr. Norton se le pudiera escapar eran protagonistas de cada noche en ambiente distinguido y distendido.

     A la izquierda del salón lleno de mesas bajas, se cernía la barra, como parte más iluminada del lugar y donde se encontraban sus chicos Nick, Joe y Linda. Eran los mejores barman de la ciudad. Más elevada que la parte anterior estaba perfectamente delimitada por una pequeña escalera vestida con una moqueta negra y su acceso, a parte de para algún solitario presente en el lugar y sin reserva en mesa, se hacía casi exclusivo para las dinámicas camareras del Norton Club.

     Saludó a todos con la mirada. Sonrisas e intereses se cruzaban ante sus ojos mientras escuchaba el sonido de la música. Su destino, la cálida barra, donde se encontraba su taburete pegado a la pared y donde parecía esconderse los menos momentos de cada noche.

     Linda le sirvió el primer Gin Fizz. Perfecto como siempre

     Esa noche habían contratado a Wes y su banda. Eran amigos de la infancia y en lo que a guitarra y Jazz se refería, la verdad es que aquel negro y sus dedos le hacían volar y desaparecer mentalmente a cada momento con sus incomparables melodías. Le gustaba su presencia en el Norton y todos allí lo conocían.

     Se sonrieron desde la distancia y Nica sabía cual sería su siguiente tema.

     Wes paró la música, encendió un cigarro y lo apoyó suavemente sobre el impoluto piano negro colocado estrategicamente. Entonces y mirando fijamente a su amigo Nicanor Norton, movilizó las miradas de la ocupada sala hacia este último y dijo:

  -" ...dedicada al Sr. Norton, y por hacernos participes de su sueño hecho realidad y con todo mi agradecimiento..." Nica`s Dream"....para todos ustedes..."

      La sala aplaudió el comentario y Gina apareció como una estrella fugaz de nuevo al lado de Nica. Lo agarró fuertemente del brazo y apoyó su cabeza contra su pecho mientras el la abrazó.

   - "...sigue soñando Nica, por el bien de todos..." dijo ella

       Nicanor cerró sus ojos y conteniendo las lágrimas de satisfacción esperó a que la música hiciera el resto.

       Dió gracias a Dios y,  volvió a soñar una noche más.

   

   

   



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