domingo, 12 de agosto de 2012

Surfin' Safari ( feat. The Beach Boys )

   Había terminado de trabajar tarde la noche anterior y aún así, madrugar era su incentivo. Sólo podía pensar en la predicción meteorológica del día y en las consecuencias que ésta le reportaría...

   El "beep" del móvil despertaba a la hora programada y como un suspiro, se levantó. Eran las 7.05am. Con los ojos menos abiertos que cerrados se vistíó ligero, lo cual significaba: hawaiianas, shorts, camiseta sin mangas y una pastilla de wax, que le esperaba impaciente en la barra de la cocina, justo al lado de la nevera quien guardaba el fresco néctar necesario para su definitivo despertar.

   Abrió la puerta, cogido de Mrs Palmers esta vez, aunque podía haber sido cualquier otra; y sin mirar atrás dejó la casa. Su viejo WV le esperaba en el parking, lleno de tierra y con dibujo en la luna trasera que las veces hacía de pizarra para los comentarios de alguno de sus amigos. Esta vez un " no limpio mi coche porque amo esta tierra" reflejaba con exactitud y precisión la realidad.

   El WV Polo encendió a la primera y a él le gustaba pensar que también tenía ganas de playa. Le debía mucho a ese coche. Maltrato tras maltrato, y éste, sólo le pagaba con su fidelidad.

   Los Beach Boys estaban preparados para tocar. Era su momento y con los primeros minutos del amanecer parecía que sus acordes sonaban mejor. O por lo menos, causaban el efecto deseado al conductor.

   Dejó a la Señorita Palmers en el asiento del copiloto sin delicadeza alguna y miró hacia atrás. Sus dos tablas se encontraban ocupando los asientos traseros. Eran preciosas y él, platónico.

   El cálido amanecer era su mejor compañía y Lorenzo estaba pletórico.

   Las interminables dunas hacían de espejo para un mar calmo visitado por los primeros  y madrugadores pescadores del lugar. Siempre eran los mismos.

   Su destino estaba cerca. Llegaba a la vía de tierra caracterizada por innumerables curvas típicas en cualquier rally de categoría mundial y ya divisaba las blancas espumas. Había olas y con ellas comenzaba una alteración nerviosa típica en esta situación. Conocía esa excitación. Cada día que iba a la playa, le sucedía y sabía que era inevitable. Ya estaba más cerca e imaginaba ese indescriptible grato frescor causado por el agua en contacto con su piel.

    Minutos después y casi automáticamente, paró el coche en el lugar deseado.Eligió aquella playa porque era donde más satisfacciones le habían sido regaladas por una naturaleza virgen y exultante. Arena blanca,       aguas turquesas con fondos marinos de roca plagados de pescado y a pocos metros una perfección indiscutible en forma de onda marina. Constantes y con el tamaño perfecto se presentaban como muros de agua limpios y listos para firmar en perfecta armonía con su amada Pukas y así dejar su sello en forma de continua y etérea estela plateada. Un exceso de satisfacción le invadía en esos momentos previos al cambio de medio. Definitivamente su estilo pisciano haría mella una vez más en aquellas aguas amigas.

    Le dió su merecido a la virgen Srta.Palmers en forma de trio amoroso inseparable: ella, él y la Pukas. Tras finalizar, dejó la pastilla ya usada en el suelo del copiloto y cerró la puerta del conductor. Posó la tabla en la todavía fría arena y buscó la crema desesperadamente porque Lorenzo cuando pegaba, no tenía compasión.

     Crema en cara, bañador vestido al modo Johnny Weismuller y una fina camiseta vieja de tirantes que portaba un logo de su propia marca y que serviría como protección solar para una espalda con bronceado suficiente.

    Cogió la tabla y se unió a ella. La Pukas se agarraba fuertemente a su pie derecho y él dejaría una vez más que así sucediese. Cerró con llave el WV, aunque no era necesario, y escondió la clave en lugar estratégico y comenzó a caminar. Tramo de playa y cerca del jardín de juego, tramo de roca. Estaba hecho.


     Apoyó la plancha una vez más, esta vez sobre la parte más plana de una escabrosa piedra. Se separó un metro de ella y mirando a la plenitud del Océano comenzó a estirar su recién despertado cuerpo. Unos dos minutos después ya estaba asomado al lugar de acceso a su libertad. Se santiguó y movió el cuello repetidas veces en círculos para acabar el calentamiento. Esperó su momento de salto entre ola y ola y se precipitó con unos veloces pasos bien contados sobre las turquesas aguas.


SPLAAAAASHHHHHHHHHHHH!!!!!


      La tabla ejecutaba un perfecto deslizamiento sobre el salado líquido y sus problemas, ajenos a ese especial momento, se veían reducidos en un 99%.

       Tocaba emular unas cuantas veces al pato, y así llegaría por primera vez a su lugar de salida. La fuerza de sus brazos lo impulsaban de modo veloz y contra el perfecto oleaje definido por lejanas líneas de mar.

      Una vez en su destino, vio llegar a su objetivo en la distancia. Era como un caramelo celeste con el envoltorio puesto a la espera de ser abierto.Miró hacia los lados para definir a qué lugar prefería dirigirse y comenzó a remar con más ganas que nunca, esta vez a favor de la fuerza de aquel inmenso ente acuático. Mientras se ponía de pie encima de su amada Pukas, y sin tiempo para nada más que comenzar su personal y distinguido trazo sobre el agua, gritó pensando en ella.

  -" ...Ésta va por ti..."

      Y con una sonrisa  abierta y como casi cada día de su vida desde los dieciocho, cogió su primera ola.


http://www.youtube.com/watch?v=FS7SUFz36lg

 

   










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